El
año Académico 2012 se inicia con un nuevo reto para el magisterio: asumir la
conducción del proceso educativo nacional con vocación de servicio y
responsabilidad social, aun en las condiciones más adversas.
Con
frecuencia nuestras escuelas se parecen a esa imagen maltrecha y fea de la
virgen del cuento, con sus aulas sin luz ni pintura, con tablones por sillas y
plástico por ventana, con calaminas por puerta, con carencias de bibliotecas y
laboratorios... Pero, con frecuencia también, como en el cuento, albergan dentro
de sí un precioso tesoro: niñas, niños y adolescentes, con una enorme potencialidad
y una gran riqueza que vienen llenos de ilusión y esperanzas de aprender para
ser cada día más y mejores seres humanos.
Como
Maestros/as estamos obligados a no defraudar esas esperanzas, haciendo de
nuestro trabajo una oportunidad para el desarrollo integral de todos y cada uno
de nuestros/as alumnos/as. Ese debe ser uno de los grandes referentes de
nuestra labor docente. En ese sentido, todo lo que hagamos desde el aula hasta
el Ministerio de Educación debe estar en función del servicio a las/os niñas/os
y adolescentes que vienen a nuestras escuelas.
Nuestra
escuela pública recibe diariamente niños/as y adolescentes que traen en su
interior problemas y posibilidades, penas y alegrías, pesadillas y sueños. La
escuela pública peruana comparte con la escuela pública de América Latina
semejantes preocupaciones, que no pueden abordarse sino desde una educación en
y para los valores.
La
educación sirve de soporte para el desarrollo sustentable que buscamos en el
proceso de globalización, para la descentralización de nuestro país, en la
interculturalidad que se vive ya en las escuelas, su plasmación en el currículo
diversificado y nuestra participación como actores de ese proceso.
En
la inmensa tarea de cambiar el país estamos todos comprometidos, es hora
entonces de que actuemos con más decisión y firmeza, con porfía y convicción,
porque en la concreción de los objetivos está cifrada la existencia de las
nuevas generaciones.
Ser
maestro es una de las profesiones más nobles que pueden existir, entregamos a
diario nuestras vidas a nuestros alumnos, enfrentándonos a las adversidades de
la deficiente infraestructura, decadente mobiliario, desnutrición crónica de
nuestros alumnos, etc., etc., en este inicio del año escolar 2012 debemos
reafirmar nuestro compromiso de trabajar al lado de los padres de familia,
estudiantes y la sociedad apoyándolos permanentemente en su proyecto de vida y
en su desarrollo personal.
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